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viernes, 11 de julio de 2014

Arquitectos lamentan fallecimiento de Emilio Brea y ponderan su trayectoria

SANTO DOMINGO.-El fallecimiento del arquitecto y urbanista Emilio José Brea García ha conmovido profundamente a los profesionales de la arquitectura del país, quienes consideran que fue un profesional y un ser humano excepcional, crítico y combativo y, sobre todo, preocupado por la nación dominicana y su gente. 

Fuente diariolibre.com

Los restos mortales de Brea García, quien falleció a las 11:30 de la manana de este viernes en Cedimat, permanecen desde hoy a las 6:00 de la tarde en una de las capillas de la Funeraria Blandino, en la avenida Abraham Lincoln. El entierro fue anunciado para las 4:00 de la tarde de mañana sábado, en el cementerio de la Máximo Gómez.

Brea García, a quien le sobreviven su hijo Andrés Brea y su hermana Teresa García, falleció a los 63 años de edad de un paro cardíaco. En 2011 fue sometido a un cateterismo coronario en el extranjero, donde se le sustituyó una de las válvulas del corazón.

Hasta su fallecimiento, el reconocido arquitecto fue colaborador de la revista Hábitat, del Grupo Omnimedia, donde publicaba la página "Texto Gráfico". También escribía la columna Estriada, en el periódico digital Acento.

Opiniones de sus colegas

José Tomás Lithgow Contreras, quien escribió el prólogo de la última obra publica por Brea García, "El último monumento", lo define como "profesor de generaciones, incisivo comunicador, francomacorisano orgulloso, Quijote intelectual, formador de jóvenes arquitectos, dueño de una erudición envidiable".

Mientras que el arquitecto Omar Rancier, decano de la Facultad de Arquitectura y Artes de la UNPHU, opina que con la muerte de este profesional dominicano se ha perdido a un gran pensador de la arquitectura de la ciudad, "a un crítico certero y mordaz, que nunca claudicó".

Rancier sostiene que Brea García pudo demostrar que poniendo los principios por delante se puede hacer una carrera y que sus aportes a la arquitectura dominicana están a la vista, como son las obras escritas, entre las que citó "Arquitectura Popular Dominicana" y "El último monumento", una minuciosa investigación sobre el Faro a Colón. Sus innumerables artículos en la prensa nacional, señala, fueron alimento para los jóvenes arquitectos.

Edda Grullón, directora de Patrimonio Monumental, considera que "Emilio fue un amigo especial, querido y entrañable. Un arquitecto con mucha chispa, un talentoso escritor de gran agudeza mental. Siempre preocupado por los problemas del país, supo decir las cosas con mucha fuerza y convicción".

Recuerda que lo conoció cuando visitaba a unos familiares en San Francisco de Macorís, y era apenas un adolescente, pero asegura que desde entonces ya se percibía su entusiasmo cautivador. Cuenta que compartieron luego en la UASD, en los años 70, "en los tiempos difíciles del gobierno de Balaguer", y que posteriormente formaron parte del Grupo Nuevarquitectura, donde compartieron el interés por esa profesión, por el urbanismo y la ciudad, "y desde ese momento pudimos apreciar el valor de su pensamiento crítico y su preocupación por la gente. Vivió comprometido con la verdad".

El arquitecto Rubén Hernández Fontana, por su parte, está convencido de que "cuando personas como Emilio José Brea García dejan de acompañarnos, las sociedades pierden instigadores, gente que con su voluntad y efervescencia hacen que ocurran cosas, que procuran cambios. Mentes inquietas que hacen de la vida una aventura".

El arquitecto urbanista Erick Dorrejo lo describe como un expositor singular de realidades dominicanas, analizadas con profesionalidad y un defensor de posiciones radicales, siempre sostenidas con argumentos convincentes.

A través de sus aportes históricos y críticos sobre la arquitectura y el urbanismo, señala Dorrejo, "nos enseñó el valor de presentar con total franqueza nuestros puntos de vista. Desde su trinchera, con la palabra escrita, defendió de manera continua la necesidad de pensar en una mejor ciudad y hoy día nos deja un legado de valentía para continuar luchando por los ideales que cimentan nuestra existencia."

A juicio de Carmen Ortega, coeditora de la revista Arquitexto,

"con la partida de Emilio José Brea García (así con todos sus nombres como solía usar), la crítica del urbanismo y la arquitectura, como instrumento de denuncia y reflexión, pierde uno de sus mayores exponentes; al mismo tiempo esta partida pone en riesgo la memoria histórica de nuestro ejercicio profesional y sus principales actores".

Ortega considera que Brea García asumió el compromiso de ser esa memoria, con una visión aguerrida y apegada a la realidad, integral y coherente, de la estrecha interrelación entre arquitectura y sociedad, "que es a mí entender, uno de los aspectos trascendentes de su legado".

Emil Rodríguez Garabot, arquitecto urbanista, opina que cuando la vida de alguien extraordinario se va, la mayoría dice recordar sus momentos más gentiles, pero de "Emilio Brea, me quedaré también con lo otro, con el desafío, el reto, la rabia, el atrevimiento, y el poder de la palabra... me despido de él, por siempre joven, controversial, enérgico, vivo."

Para el arquitecto Alex Martínez Suárez, Brea García fue un crítico por excelencia de la arquitectura dominicana y una de las figuras más notables del gremio. Lo considera un prolífico arquitecto, escritor, maestro de maestros, amigo de sus amigos, un ser humano excepcional, cuya memoria "siempre nos mantendrá inspirados a continuar su labor, su ejemplo de entrega incondicional y su enorme legado".